El curso a distancia “La historia argentina bajo la mirada del arte – De 1880 al Neoliberalismo ” es una de nuestras propuestas de formación que se inicia el próximo 13 de abril. Entre sus principales objetivos, busca encontrar claves de lectura donde sean posibles analizar los sucesos políticos y sociales más relevantes desde el año 1880 y hasta los albores del año 2000 desde la mirada de las artes visuales. Sobre esta propuesta dialogamos con sus facilitadoras, las Lic. en Museología Karen Dubilet y  Paula Gómez.

 

¿Cuáles son las diferentes maneras en que el Arte se fue relacionando con la Historia?

Arte e Historia estuvieron relacionados desde siempre, si pensamos en que la Historia inicia con el descubrimiento de la escritura en medio oriente 3500 años AC, sabemos que las imágenes ya  estaban allí (en las cuevas de Lascaux y en las de Altamira) 15000 años AC. Como modos de expresión y como un lenguaje otro, ritual o mágico, plasmar dibujos en una pared servía a un propósito, y habla del tiempo y los modos de vida.

Haciendo un salto al siglo XVIII y el academicismo francés, encontramos en las artes visuales géneros muy definidos y estables, tales como el retrato, el paisaje, la naturaleza muerta o el desnudo. El histórico es un género fuerte en el sentido de que una obra de temática histórica bien ejecutada podía catapultar a un artista a la fama inmediata.  Dentro de las jerarquías que la Academia asignaba a cada género o temática, el Histórico ocupaba el primer lugar. Podemos pensar en “La libertad guiando al pueblo” de Eugene Delacroix, “La balsa de la Medusa”, de Théodore Géricault, o “Los fusilamientos” de Goya, cada obra alude a un suceso particular en lo político y social, que indefectiblemente nos sitúa en un instante preciso e inmortalizado en el tiempo.

En este curso abordamos algunas obras clave que dan cuenta de su tiempo, de su clima de época, de las ideologías dominantes y contraculturales en tensión, relacionadas con eventos políticos y sociales que tuvieron lugar en estos últimos 100 años.

 

¿Es posible leer la historia argentina a través de las artes visuales?

Es posible, claro que si, sólo que resulta más fácil (o literal) hacerlo desde lo figurativo que desde lo abstracto o desde una acción, como los happenings. Lo interesante es descubrir como cada estilo, tendencia o movimiento en cada momento daba cuenta de la realidad inmediata que les tocó vivenciar poniendo de relieve ciertas estrategias y no otras, apropiándose de un discurso particular, teorizando y experimentando con distintos materiales. Creando sus condiciones específicas, pero nunca ajenos a su entorno.

 

¿Podemos arribar a un “ser nacional” en el arte? ¿Cómo lo definirían?

La cuestión del “ser nacional” en el arte, de lograr una identidad verdaderamente representativa en tanto pintura argentina para el mundo, es muy propia del pensamiento y los debates que se esgrimían a fines del SXIX por la comunidad intelectual de la llamada Generación del 80. Hoy nos resultaría raro pensar en un tipo o estilo artístico que pueda considerarse típicamente argentino, y que deje por fuera otros, definitivamente el punto no está allí. Lo que hay que entender es que la idea misma de identidad estaba en pugna, fueron años signados por las grandes olas migratorias europeas, por la “pacificación territorial” a expensas del genocidio de pueblos enteros, donde las absorciones y los cambios culturales estaban a la orden del día. Un lento proceso de conformación de una identidad que todavía hoy nos cuesta descifrar donde reside, y que sin embargo en esa diversidad tan maravillosa encontramos la clave para pensarnos como argentinos.

 

¿Cómo nos ayudan las artes visuales a entender los diferentes momentos históricos de nuestro país?

Como toda manifestación humana, las artes visuales también toman una posición respecto al mundo circundante, lo cotidiano, o la realidad nacional. Las lecturas posibles que una obra compleja habilita, nos permiten efectuar un análisis desde varias perspectivas. Tomemos el caso de la paradigmática “Sin pan y sin trabajo” de Ernesto De la Cárcova, el nivel de polisemia de la imagen se lee desde lo pictórico (el estilo, la composición, la técnica), lo temático (la elección de hacer foco en los conflictos sociales, en este caso la huelga), lo enunciativo (el hambre y la impotencia frente a un panorama desolador). Y a su vez el carácter de actualidad que mantiene es llamativo, podemos seguir ensayando nuevos puntos de vista, hacerla dialogar con otras obras, en fin… está siempre presente la posibilidad de volver sobre ella y redescubrirla. Este ejemplo puede trasladarse al corpus de obra elegida para cada momento histórico revisitado, las imágenes complementan la comprensión de los hechos con su lenguaje propio.

 

¿Qué herramientas nos otorgan las artes visuales para mirar la historia argentina?

La herramienta más valiosa que el arte ofrece es la de hacer pensar, está en nuestra mirada la clave para ingresar en la propuesta estética, para detenernos ( y que el tiempo se detenga en ese acto  contemplativo), entender la obra con la información de la cual disponemos, descubrir aspectos que se nos revelan, o construirnos una visión propia. Todo eso es posible cuando una obra puede evocar ideas que se relacionan con nuestra idiosincrasia, con momentos vividos, con lo que sabemos y con lo que podemos profundizar al entrar en contacto con ella.

 

Conocé el programa completo de este curso e inscribite en:

https://sinergiaeducativa.org.ar/programas/la-historia-argentina-bajo-la-mirada-del-arte-de-1880-al-neoliberalismo/

En abril, comienzan los cursos a distancia.

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